lunes, 28 de noviembre de 2016

25 Noviembre. Día contra la erradicación de las violencias machistas.

Feliz semana a todos/as,
Hoy os traigo un post en relación al 25 de noviembre que, como todos sabéis, se celebró el Día Contra la Eliminación de las Violencias Machistas y, por ello, hoy escribo sobre los MITOS entorno a las MUJERES MALTRATADAS

Os dejo también con el vídeo que publiqué el viernes pasado. Una crítica, autocrítica y homenaje a ¡TODAS LAS MUJERES!




Primero de todo, comentaros que desgraciadamente seguimos viviendo en un modelo estructural del heteropatriarcado, donde el hombre blanco heterosexual, sigue siendo el principal beneficiario de la sociedad, tanto a nivel laboral, económico, institucional y en todas las esferas; públicas y privadas.
Eso significa que, los prejuicios y estereotipos que rodea a hombres y mujeres, sigue siendo latente en pleno siglo XXI.
Estas ideas preconcebidas y erróneas, influyen y predisponen negativamente ante las mujeres victimas de malos tratos e impiden, en ocasiones, actuar de forma efectiva tanto en la detección precoz, como en la intervención sociosanitaria.

Algunos de estos mitos son:
* “Pertenecen a sectores socialmente desfavorecidos o marginales y con escasos recursos económicos”
La realidad es que los malos tratos se producen en todos los niveles socioeconómicos y culturales. 
Eso no es cierto, una carrera universitaria, ni tener mucho dinero en la cuenta de ahorro no nos escuda ante las violencias machistas. 

* “Los malos tratos los sufren mujeres con unas características determinadas de personalidad o que tienen un comportamiento provocador”
Este mito atribuye a las mujeres el ser las “provocadoras”, al mismo tiempo que considera que las mujeres continúan en una situación de malos tratos debido a que el sometimiento les produce placer. Explicaciones consonantes con el lugar de “culpable” que la cultura patriarcal adjudica a las mujeres. Se responsabiliza a las mujeres del comportamiento de los hombres, ya que se les supone que pueden hacer que un hombre violento cambie si lo tratan con comprensión y paciencia y no lo ponen nervioso. Se ignora que los maltratadores puedan ver como provocación cualquier actitud femenina que implique una transgresión a su rol tradicional de atención y cuidado del varón.
Debido a esta falsa creencia, las mujeres tienden a pensar que si no hubieran adoptado una conducta determinada (si no hubieran sido provocativas) podrían haber evitado la violencia. Sin embargo, la violencia ejercida no depende de lo que haga o no la mujer, sino de la atribución de significado que el varón da a la conducta de ella: cualquier cosa (y hoy puede ser una y mañana otra cosa) que él sienta que ataca su estatus o virilidad es provocador.
Un activador “provocativo” frecuente y que, muchas veces, desencadena violencias gravísimas, es la idea de un abandono inminente por parte de la mujer. Este mito ignora también que en las relaciones, los varones tienden a autoasumir un rol dominante desde el que ejecutan diversos sometimientos, generando vínculos no simétricos de cuyos resultados no se puede responsabilizar a ambas partes por igual: más poder significa también más responsabilidad.
Pero, la mujer tiene interiorizada su culpabilidad y los varones siguen pensándose inocentes, sintiendo que están a merced de fuerzas externas (entre ellas la mujer) ante las que no queda otra opción que defenderse. Una variante de este mito, consiste en responsabilizar a ambos miembros de la pareja de la violencia, desconociendo las diferencias de poder y por tanto las menores posibilidades de libertad de opinión y acción de la mujer. La violencia es una actitud personal del varón que no puede justificarse por provocaciones.

* “Las mujeres que continúan y “aguantan” una relación de maltrato durante tiempo, incluso años, es porque quieren”
Hay muchos motivos por los que las mujeres soportan durante años los malos tratos: el estado emocional que produce la violencia (la pérdida de autoestima, la depresión, el miedo, los sentimientos de incapacidad), la falta de apoyo familiar y de relaciones afectivas, la esperanza de que su pareja cambie, las expectativas sociales sobre las mujeres, las dificultades económicas al tener que empezar una nueva vida, los procesos a los que tiene que enfrentarse, la falta de apoyo social… hacen que una mujer tarde en tomar la decisión de terminar con la situación de maltrato. 

* “Los malos tratos a mujeres son actos o comportamientos aislados”
La violencia grave es sólo la punta del iceberg de una enorme cantidad de violencias: diversos tipos y grados de violencias físicas leves, violencias psicológicas, violencias emocionales, violencias económicas, violencias contra los objetos o personas queridas por la víctima y micromachismos, que circulan en la cotidianeidad de muchos hogares.
La violencia física, por supuesto, ocupa un lugar destacado entre estas violencias. Pero si partimos de la definición asumida por distintos organismos internacionales sobre la violencia doméstica como “toda acción o conjunto de acciones realizadas en el hogar, que utilizan abusivamente el poder para lograr dominio sobre otra persona, forzándola y atentando contra su autonomía, dignidad, privacidad o libertad”, no podemos negar que la violencia que mayoritariamente padecen las mujeres a manos de varones es más generalizada y cotidiana. Violencia que, en algunos casos, produce daños físicos, pero que siempre produce daños mucho menos visibles y duraderos como son los daños a la autonomía, autoestima y dignidad. La violencia no consiste habitualmente en actos o comportamientos aislados sino en un proceso de violentación.


Fuente: http://nomasvg.com/para-asociaciones-y-profesionales/mitos-a-desmontar/ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario